jueves, 27 de febrero de 2014

Pinos

Bueno había estado tan inmenso en otras cosas que no había tenido tiempo de escribir sobre mi estancia en Pinos, Zacatecas...

Definitivamente fue lo mejor que pudo haber pasado, no me arrepiento de haber rechazado la oportunidad que tuve y mejor decidí irme a la aventura...

Pinos es una ciudad - poblado tipo Linares acá en Nuevo León, el pueblo es chico y todos los caminos llevan a la plaza ya de ahí te ubicas así que es imposible perderte...

Lo que mas disfrute fue la predicación, ya que Jueves, Viernes, y Sábado se predica en las rancherías cercanas y no tan cercanas ya que la distancia varia desde unos 25 minutos hasta fácilmente 45 minutos o mas de distancia, la gente en general es muy receptiva y escucha bien al mensaje, lastima que al haber muy pocos publicadores los que predican  en ocasiones tardan hasta dos meses en volver a revisitar a los que se mostraron interesados en el mensaje...

Y como la distancia es mucha por lo general se predica todo el día, los publicadores llevan lonche para a medio día hacer una pausa, comer un pequeño refrigerio y continuar predicando también por la tarde...

La vida es tranquila, para alguien que va de una ciudad tan bulliciosa como Monterrey, le sirve mucho para despejarse el ajetreado ritmo que llevamos acá, el tiempo que estuve allá prácticamente estuve incomunicado ya que no contábamos con televisión, si hay cibercafé así que íbamos una vez por semana a checar nuestras redes sociales (Mail, Facebook, Instagram, Twitter)...

Al estar privado de tantas comodidades aprendes a valorar lo que realmente es importante y que vale la pena en tu vida, la mayoría de la gente se dedica a criar animales (ovejas, cabras, vacas), a la venta de comida (tacos, pan, donas, pasteles, chorizo) y también cuentan con una pequeña maquiladora, como quien dicen en Pinos la gente trabaja para vivir, en cambio aquí en Monterrey vivimos para trabajar, que ironías contamos con grandes comodidades, lujos, un estilo de vida atractivo, pero la mayoría de las veces ni disfrutamos nada de eso por estar inmersos en el trabajo...

Me hubiera gustado quedarme una temporada a vivir pero pues como ya explique anteriormente no hay mucho campo laboral, así que pues ni modo tuve que venirme otra vez a mi ajetreado ritmo de vida citadino...

Gracias por lo que me enseñaste y espero un día volver a regresar a visitarte

Pinos,Un Pueblo Que Eligio El Pasado Para Nunca Morir

martes, 25 de febrero de 2014

Jazmín

En 2003 la policía de Warwickshire, Inglaterra, abrió una caseta de jardín y encontró un perro gimiendo, encogido. Lo habían encerrado y abandonado.
Estaba sucio y malnutrido, era obvio que habían abusado de él. ...

 En un acto de generosidad, la policía llevó al perro, que era un galgo hembra, a un santuario de vida salvaje.

 El personal del santuario se esforzó para restaurar la salud del perro y ganar su confianza.  Les llevó varias semanas, pero eventualmente lo lograron.
La llamaron Jazmín y decidieron buscarle un hogar adoptivo.


Jazmín, sin embargo, tenía otra idea...  Nadie se acuerda cómo sucedió, pero Jazmín empezó a darle la bienvenida a todos los animales que llegaban al santuario.  No importaba si era un cachorrito, un zorro o un conejo.  Jazmín se acercaba a la caja o a la jaula, y lo lamía dándole la bienvenida.

Jazmín, la cachorrita abandonada, tímida, abusada, se convirtió en la madre sustituta residente.
Ella cuidó a cachorros de zorro, pollitos, cerdos de guinea, perritos, conejos y un ciervo.
Bramble, el ciervito, tenía 11 semanas cuando lo encontraron semi-inconsciente en el campo.
Cuando llegó al santuario Jazmín lo mantuvo abrazado para mantenerlo caliente, lo colmó de afecto y se aseguró de que no le faltara nada.
Se hicieron inseparables. Bramble caminaba entre las patas de Jazmín y se besaban una a la otra.

Jazmín siguió cuidando a Bramble hasta que pudo ser devuelta a los bosques.
Y cuando ello sucedió, Jazmín no se sintió sola...
Estuvo demasiado ocupada colmando de amor y afecto a los huérfanos y víctimas de abuso que llegaban al santuario.

Jazmín falleció en octubre de 2011.
En el santuario la extrañan mucho...

lunes, 10 de febrero de 2014

Para Que Esperar

"No habrá nunca suficientes flores en el mundo para demostrar lo que tu perdida significa para mí.
Pero ¿por qué esperar la separación para anunciar la belleza en el mundo.
Tanta belleza que esta cegando al mundo.
Y puede ser paralizante. Puede ser terrible.
Y sin embargo, nos despertamos cada día y vivimos.
Y seguimos viviendo. En el miedo, en el amor, en la locura. Nosotros seguimos viviendo.

Y entonces un día no nos despertamos. No quiero esperar hasta ese día para llevarte flores. Quiero que sepas que te amo hoy. Que me inspiras. Porque tal vez no se te ha recordado tu belleza en un largo tiempo. Y todo lo que se necesita es alcanzar a una persona y ser un espejo.

Podemos ser todos un espejo y salir de nuestra rutina cotidiana para apoyar el corazón humano. Que quedemos ciegos por el exceso de belleza. ¿Podemos probar?....


Poema traducido que la actriz Jena Malone (Johanna Masón, Catching Fire) le dedico al actor Philip Seymour Hoffman (Plutarch Heavensbee, Catching Fire) cuando se entero de su deceso....

miércoles, 5 de febrero de 2014

Solo Un Perro

De vez en cuando la gente me dice "relájate, es sólo un perro" o "es un montón de dinero sólo por un perro". Ellos no comprenden la distancia recorrida, el tiempo invertido o los costos incurridos por "sólo un perro".

Algunos de mis momentos de mayor orgullo han ocurrido con "sólo un perro". Muchas horas han pasado siendo mi única compañía "sólo un perro", pero ni por un sólo instante me sentí despreciado.

Algunos de mis momentos más tristes han sido por "sólo un perro", y en esos días grises, el suave toque de "sólo un perro" me dio el confort y la razón para superar el día.

Si tú también piensas "es sólo un perro", entonces probablemente entenderás frases como "sólo un amigo", "sólo un amanecer" o "sólo una promesa". "Sólo un perro" trae a mi vida la esencia misma de la amistad, la confianza y la alegría pura y desenfrenada. "Sólo un perro" saca a relucir la compasión y paciencia que hacen de mí una mejor persona.

Por "sólo un perro" me levantaré temprano, haré largas caminatas y miraré con ansias el futuro. Así que para mí y para gente como yo, no es "sólo un perro", sino una encarnación de todas las esperanzas y los sueños del futuro, los recuerdos del pasado, y la absoluta alegría del momento.

"Sólo un perro" saca lo bueno en mi y desvía mis pensamientos lejos de mí mismo y de las preocupaciones diarias.

Espero que algún día puedan entender que no es "sólo un perro", sino aquello que me da humanidad y evita que yo sea "sólo un humano".

Así que la próxima vez que escuches la frase "sólo un perro", simplemente sonríe porque ellos "simplemente no comprenden".

domingo, 2 de febrero de 2014

Hoy Rescate A Un Ser Humano

Los ojos de ella se encontraron con los míos mientras ella caminaba lentamente por los pasillos mirando en forma aprensiva los perros en las jaulas. Yo inmediatamente me percaté de su necesidad y supe que tenía que ayudarla. Moví mi colita aunque no mucho para que no asustarla.

Se detuvo frente a mi jaula y yo me coloqué de lado para ocultar el pequeño accidente que tuve en mi jaula, no quería que se diera cuenta que no me habían sacado a pasear h...oy. A veces, los cuidadores están muy ocupados y no quería que se llevara una mala imagen de ellos.

Mientras leía la tarjeta de la jaula con mis datos, yo esperaba que no sintiera lástima por mi pasado. Solo me queda mirar hacia el futuro y quiero marcar la diferencia en una persona.

Se arrodilló y empezó a hacer ruiditos como de besitos, yo pegué mi hombro y el lado de mi cabeza contra los barrotes de la jaula para reconfortarla. Las suaves puntas de sus dedos acariciaban mi cuello, se nota que ella estaba desesperada por tener alguna compañía.

Una lágrima deslizó por su mejilla y yo le ofrecí mi pata delantera para que sintiera que todo estaría bien. De pronto, la puerta de mi jaula se abrió y su sonrisa fue tan brillante que inmediatamente salté a sus brazos. Le prometí portarme bien, le prometí cuidarla, le prometí estar siempre a su lado. Le prometí, que haría todo lo que estuviera a mi alcance para poder disfrutar siempre de esa radiante sonrisa y del brillo de sus ojos.

Yo soy afortunado de que ella pasara hoy por mi pasillo. Hay tantas personas en el mundo que nunca han recorrido uno de estos pasillos, tantas personas que tienen que ser salvadas. Al menos yo, pude salvar una persona.

sábado, 1 de febrero de 2014

Lo Que Deja Un Perro

En vida, mi perro pesaba siete kilos. Leí esta información hace días, en una mañana en la que saqué todos sus papeles de vacunación. Sus cenizas pesan apenas más que un ma...nojo de plumas. Llegaron la semana pasada, en una pequeña caja de madera rosa. La moví de lado a lado y los contenidos eran tan escasos que se trasladaban de una esquina a otra: lo que queda de mi perro es tan poco que a duras penas ocupa su ataúd. Eso es lo que queda, y casi nada más: el cojín y la sábana azul sobre los que dormía, sus viejos escondites, y algunas canas que, días después de que muriera, aún flotaban por la sala, como hojas de diente de león.

Los seres humanos se van y dejan kilos de ropa (muchos más que siete). Se van y dejan joyas, colecciones de libros, coches y, a veces, casas. Dejan cuentas de tuiter, correos electrónicos, páginas de facebook: corolarios de identidades hechizas, rastros del disfraz. Se van y dejan un trabajo, una cama, dinero en el banco. Los perros se van y aparentemente no dejan nada. Dejan, acaso, lo que nosotros les dimos: las casitas en las que dormían, las pelotas que correteaban, los huesos que mordían. Dejan las impresiones que tomamos de ellos: sus cuerpos cachorros decoran nuestros álbumes, esperan en los vericuetos de nuestros discos duros. Dejan, quizás, recuerdos, pero mientras que una sola persona interviene en la vida de decenas de individuos, la vida de un perro es prácticamente inconsecuente salvo para aquellos que compartimos techo con él.

Mi perro llegó a mi casa dos meses después de que yo cumpliera trece años. Por lo tanto, he vivido más tiempo a su lado que sin él. Era más viejo que todas mis amistades, que casi todos mis objetos: que mi coche, mi computadora, mi teléfono y mi colección de DVD´s. Tengo recuerdos concretos suyos, muchos más de los que tengo con personas a las que conozco por casi el mismo tiempo. A pesar de que era un animalito de siete kilos, su personalidad me quedaba clara. Era un hosco irredimible, un perro de cariños muy particulares; nervioso, digno y leal. No quiso a muchas personas en su vida. Quiso a mi mamá, me quiso a mí y creo –porque se la pasaba mordiendo sus patas traseras- que quería al labrador con el que compartió un jardín por doce años. Un perro ama porque sí, y a cambio solo recibe cobijo, un plato de croquetas y agua. Te ama, quizás, porque sabe que lo escogiste, que entre todos sus hermanos lo tomaste desde adentro de una caja de cartón para llevarlo a tu casa. Por eso me senté a su lado, un día antes de que lo durmieran, y no supe qué otra cosa decirle más que gracias. Me agaché, besé la diminuta cabeza de ese anciano adolescente y le agradecí que me quisiera así a cambio de prácticamente nada. He sido mucho más atento con personas que me han querido mucho menos, así que ese gracias era, también, una disculpa por no haberlo acariciado más, por haber jugado nintendo en vez de salir al jardín a acompañarlo, por no haberlo querido a él como él me quiso a mí.

Llegó su acta de cremación y su nombre venía mal escrito. Lo tomé con filosofía. Después de todo, ¿a quién después de mí le puede importar mi perro? Y no tendría por qué ser de otra manera: él tampoco quiso a muchos más. Ese pequeño guardián que me vendieron como schnauzer a pesar de que claramente venía de la calle, fue todo mío. Fue el final de mi infancia y toda mi adolescencia. Fue mi bienvenida de la escuela, mi adiós antes de un viaje y el ruido que me arrullaba a la hora de dormir. Se fue y me dejó todo eso: un corazón hinchado de recuerdos impolutos, sin un solo agravio, sin una sola pena. Solo para mí y para los pocos que lo quisimos. Y con eso me basta